sábado, 24 de diciembre de 2011

ZORIONAK ETA URTE BERRI ON



QUE LA LUZ DEL AMOR, LA PAZ Y LA ESPERANZA, HABITE EN VUESTRO CORAZÓN Y PASÉIS UNAS FELICES FIESTAS.


Desde la Asociación Escribe –Lee con mis mejores deseos.
Rosa Mª Mielgo

domingo, 4 de diciembre de 2011

LA QUE HABITA DENTRO DE MI

 
La que habita dentro de mí
               grita desesperada
          y mi envoltura ahoga
                         su llamada.

Esa que reclama
                         su espacio
que necesita
                    su respiración

La que amo
                y rechazo
a la que admiro
                       y repudio

Sí; esa también soy yo

 
Carmina Zamora 04/12/2011

OLIVO VIEJO


¿Qué es lo que te atormenta?
¡Viejo amigo!
¿Qué hace que te retuerzas?
¡Tan dolorido!

Pareces envolverte en ti mismo
de qué te proteges
¿Qué ocultas en tus cavidades,
tal vez el sudor, el dolor?
Quizá también los juegos
del amor de tantas generaciones.

Generoso les brindaste tu fruto
y su valiosa sangre.

Ahora estás exhausto
aferrado al suelo,
Todo belleza,
todo tormento
todo corazón.
Viejo olivo, viejo amigo.


Carmina Zamora 04/12/2011

martes, 29 de noviembre de 2011

Taller crítica literaria Asociación escribe-lee Diciembre


Título:    Divorcio en Buda
Autor:     Sándor Márai
Edición:  Salamandra

        Un juez, Kristóf Kömives, de gran prestigio social en Hungría, se ve afectado por el suicidio de una joven, Anna Fazekas, casada con un médico, Imre Greiner, compañero de estudios del juez, y con quien la joven mantuvo amistad en sus años juveniles.
      
  Sándor Márai es un escritor de enorme profundidad. Los hechos de una vida ordinaria los desmenuza hasta dar con las claves de la conducta de sus personajes. En este caso Márai profundiza en los comportamientos de un juez y un médico. Qué resortes mueven sus vidas; en qué medida son libres o no, condicionados por un respeto extremo a la figura social de sus profesiones. ¿Queda algún rastro en sus vidas, de los años en los que fueron compañeros de estudios?

        El autor, además, profundiza en la vida de la madre de Greiner, el médico, una mujer despreciada por su hermano, campesino rico; en una situación de pobreza extrema, de la que ella se niega a salir y ser ayudada por su hijo, mientras que el chico está tutelado por su tío, el hermano de la madre, que le paga los estudios. Qué grado de sufrimiento puede ser el de esa madre, y cómo afecta a ese chico, al médico que llega a ser, en su vida de adulto y casado, para el resto de su vida.

        Dos compañeros de estudios que han seguido rumbos distintos, totalmente ajenos el uno al otro, se encuentran una noche en casa del juez. El médico fuerza ese encuentro, a pesar de la reticencia del juez, para hablar del suicidio de Anna. ¿Qué tiene que ver el juez en esa muerte? Nada en absoluto, aparentemente. Pero la insistencia del médico desvelará hechos, motivaciones, el peso del pasado en la vida de hoy, en un suicidio difícil de explicar.
       
De todo ello una conclusión se hace evidente: La importancia en nuestra  vida de lo que vamos haciendo, pero, también, de lo que dejamos de hacer.


Eduardo Medina  Bilbao 29-11-2011

lunes, 28 de noviembre de 2011

El Cinturón de la Virgen

En Moscú, dice la prensa, hacen cola los devotos y sobre todo las devotas, durante largas horas del día y de la noche- y con el frío que tiene que hacer ahora en Moscú de noche, madre- para besar el cinturón de María Santísima, que está de paso en la antigua capital de la Unión Soviética. Unas 60.000 personas lo han visitado durante el fin de semana, dicen.

Esta noticia es más que suficiente para constatar que la tortilla está comenzando a voltearse y la sociedad se va a poner patas arriba. Y si no, que me expliquen a mí cómo todo un pueblo ha sustituido, de la noche a la mañana, las colas para visitar la momia de Lenin, tan cetrino él, por el cinturón de María, que tiene un halo poético que ni veas.

Esta gente, criada en la religión del comunismo, ha encontrado el camino cristiano por la vía medieval es decir: las santas reliquias. A estas alturas de la Historia ya no vale la dentadura de san Cirilo, es un suponer, y hay que llegar a las fuentes mismas de la religión.

Parece al Cinturón lo custodian los monjes del monte Athos, en Grecia, monasterio de todos conocido y no precisamente por su faceta feminista y progre. No es de extrañar, pues, que estos santos varones, en misoginia perpetua, conserven como oro en paño un cinturón femenino – será lo único femenino del monasterio-, de la Virgen mismamente, que en este caso es auténtico de castidad, aunque no tenga el formato oficial del de las esposas de los caballeros cruzados. María era casta aun sin candado. Eso no se cuestiona.

Las señoras moscovitas acuden en procesión a pedirle milagros al Cinturón, que un archimandrita- ¡qué bonita, la palabra archimandrita!- enseña en su cajita con taracea de marfiles. Me imagino que tendrán muchas cosas que pedir: que no haya tanta corrupción política; que los mafiosos que controlan la riqueza del país la repartan entre los antiguos obreros del comunismo, hoy en paro; que haya libertad de prensa y opinión; que haya comida para todas las bocas.

Pero lo que yo me pueda imaginar no viene al caso. La noticia dice que las mujeres le piden al Cinturón de María salud, fecundidad y buen parto. Nada de reformas sociales y políticas. Eso parece que no hay dios que lo arregle

La salud se puede solucionar mejorando la sanidad. En cuanto a lo del parto, si es como el de Belén, se quedarán en paro las comadronas. Pero si quieren arreglar el problema de la fecundidad por el mismo procedimiento que la Virgen María, menuda la que le espera al Espíritu Santo.

Tere 27-11-2011

domingo, 16 de octubre de 2011

Taller de crítica literaria Escribe-lee de noviembre



CONFESIONES DE UNA MÁSCARA(Kamen no Kokuhaku)
 Yukio Mishima (Revista literaria Katarsis) ,


El prólogo, un texto de Fiodor Dostoievsky en “Los hermanos Karamazov”, es el latigazo que nos pone en guardia ante lo que vamos a encontrar en esta novela: muchos interrogantes y duras certezas.


Veamos algunas de ellas:

-La belleza es cosa terrible y espantosa
-Tuve el presentimiento de que en este mundo se da un deseo de tal especie que es como un punzante dolor. (4 años)
-Siento repugnancia por las mujeres vestidas de hombre
-El olor de sudor…que despertaba mis deseos y que me avasallaba
-Las visiones de príncipes muertos violentamente me perseguían sin cesar…
-Me deleitaba imaginando situaciones en las que yo moría en batalla o asesinado
-Me produjo un deleite indecible el que me hubieran pegado cuatro tiros y estuviera agonizando…

Un comienzo extraño con los recuerdos del narrador de su propio nacimiento; un niño con aficiones difíciles de entender, muy poco comunes, que envidia a personas extrañas, tales como el portador de los cubos con inmundicias, a los cuatro años; o la Tenkatsu, que vestía aparatosas prendas y velos en sus actuaciones de magia, a los siete años. ¿Qué se puede pensar de un crío así? ¿Es normal que reflexione como lo hace a lo largo de la historia, que desmenuce cada hecho de esa, su infancia atormentada, para hacer cábalas y más cábalas, intentando que no ocurra lo que es inevitable?

La novela narra, en primera persona, la historia de un joven estudiante en el Japón, durante la Segunda Guerra Mundial. La educación de este joven está regida por los severos principios de esa época, y muy condicionada por la abuela con la que convive. En la escuela despierta su pasión por la belleza, y, a la vez, el contacto con sus compañeros le lleva a descubrir su homosexualidad incipiente. Dentro de su familia conoce a una prima por la siente afecto, la chica se enamora de él, lo que le lleva a dudar de sus tendencias, pero a pesar de su empeño no siente ninguna atracción por ella.

La narración trata de meternos en ese nudo de sentimientos y cavilaciones que alimentan el mundo interior del personaje; desvela la máscara tras la que se esconde, bien seguro de que nadie puede aceptarlo tal como es: “La debilidad que mi corazón sentía por la Muerte, la Noche y la Sangre era innegable”, afirma sin pudor este joven.

Eduardo Medina, noviembre 2011



“Confesiones de una máscara”, publicada por Kimitake Hiraoka, bajo el seudónimo de Yukio Mishima, convirtió a su autor en una celebridad a la edad de 24 años.

Nacido en Tokio en 1925, Mishima es uno de los más importantes autores de la generación de la posguerra japonesa, discípulo del premio Nóbel Kawabata, con una extensa obra literaria tanto en narrativa como en teatro o en poesía.

Si la lectura de cualquier libro es una ventana abierta hacia la personalidad de su autor, “Confesiones de una máscara” lo es con más motivo ya que se trata de una obra de carácter autobiográfico, que nos pone al acecho de una personalidad inquietante, en la que se mezclan instintos ancestrales de la cultura japonesa, amalgamada con un conocimiento profundo de Occidente, desde la religión cristiana y la literatura clásica hasta los mitos originales europeos.

El libro, de 144 páginas solamente, abarca los primeros pensamientos del autor, lúcido y analítico desde su más tierna infancia, consciente de su realidad vital y de su desfase, tanto sexual como intelectual, con el resto de sus compañeros, que no solamente hace un análisis de sus apetencias sino que reflexiona, de paso, sobre situaciones de su país en plena Guerra Mundial.

A pesar de que las traducciones, sobre todo poéticas, suelen ser de fiabilidad muy dudosa considero que ésta es acertada – desconociendo el original, por supuesto- ya que consigue gran belleza literaria.

El libro es un monólogo en el que se interpolan fragmentos de algún diario del mismo protagonista -llamado en ellos Riotardo-, para profundizar en determinados episodios, jugando con el tiempo, y que sirve para agilizar la acción, que es mínima.

El protagonista, Kochan, nacido como el autor en una familia aristocrática venida a menos, no considera que la circunstancia de que su abuela le arrancara de los brazos de su madre para educarle conforme a los principios tradicionales y no le dejase jugar con niños sino con sus primas, fuera fundamental para que su cuerpo se sintiera conmovido ante el torso desnudo de sus compañeros varones.

Esta irresistible atracción por los hombres y su apagado deseo hacia las mujeres convierten su monólogo en un lamento enormemente poético. “Confesiones de una máscara” es pura poesía. Pura lírica llena de tristeza en la que disecciona sus apetencias no solo sexuales sino masoquistas, muy en la línea de la cultura japonesa, con un bagaje de honor samurai, lleno de sangre, al que Mishima hace honor quitándose la vida por medio del harakiri en 1970.

Por muy lírico y poético que sea, este libro japonés –la cultura de Japón me resulta un tanto compleja-, se me hizo demasiado denso y bastante pesado de leer. Es cierto que tiene reflexiones, no solo ante el hecho sexual sino ante cualquier otra faceta de la vida, de una enorme belleza:…”quedarse con el cuerpo disecado de la infancia”..., “la infancia es un período en el que el tiempo y el espacio se mezclan”.., “¿Cabe la posibilidad de que en este mundo haya un hombre que tenga celos de la mujer que ama, debido precisamente a que la ama?” .. y muchas más a cuál más acertadas, filosóficas y hermosas.

Si cuando lo leí, hubiera estado haciendo un estudio freudiano acerca de los preámbulos del sadomasoquismo en la adolescencia, o lo hubiera considerado como un examen poético acerca del miedo a afrontar la realidad sexual y la vida misma, hubiera disfrutado plenamente. “Confesiones de una máscara” es un ensayo introspectivo y singular, no una novela al uso.

Es cierto que yo había hecho trampa y conocía desde el principio la identificación entre el protagonista y el autor. De ahí que buscara con interés sus relaciones con la joven Sonoko, a la que Kochan desea amar físicamente, sintiéndose incapaz de ello, dado que la historia constata que el autor estuvo casado y fue padre de dos hijos. Razón por la que pienso si la tal obra no es más que una joya literaria y no una autobiografía, de muchísimo más mérito por lo tanto, cuanto que Mishima jugó toda la vida con su ambigüedad sexual.

Ambigüedad que le produjo pingües beneficios.

Petra-Jesús Blanco Rubio, noviembre 2011


viernes, 23 de septiembre de 2011

Taller de crítica literaria , lunes 3 octubre 2011 , C. Cívico Bidarte (Deusto)




 Título:  INÉS Y LA ALEGRÍA  (septiembre 2010)
Autora:  Almudena Grandes   (Madrid 1960)
Editado: Tusquets Editores S.A.






Crítica de Eduardo Medina


        “Toulouse, un día de agosto, quizás aún julio, tal vez en los comienzos de setiembre de 1939.” Así comienza una narración densa; con una plantilla  de personajes inacabable, los republicanos exiliados en Francia tras el golpe de estado de Franco y la guerra civil; la familia de Inés, conservadora y tradicionalista; todos ellos entremezclados con personas reales: Carrillo, Monzón, la Pasionaria, el Caudillo, su hermana, su cuñado…

¿Alguien de los que estamos aquí sabría decir quiénes son: Virtudes, o Pedro Castelar, el Cabrero o el Bocas…? Vaya lío, ¿comprendes? (un estribillo que se repite una y otra vez con acierto, y da un toque de humor en unas vidas angustiadas, sin horizonte). He repasado el texto una y otra vez, he hecho una lista de las personas que van apareciendo, la he consultado muchas veces y, aun así, no consigo recordar a todos los que van apareciendo: familiares o personas allegadas de Inés y los comunistas, reales o de ficción. Sin embargo, a pesar de esa dificultad, es indudable el interés que despierta esta historia de republicanos y nacionales enfrentados en una lucha sin cuartel; de familias divididas con miembros en bandos diferentes, y al fondo la lucha irrenunciable por alcanzar la libertad personal en la vida.

La narración es intensa, minuciosa muchas veces, rápida o detallista, de cómo se gestaron esos hechos y cómo afectaron a los muchos personajes que la autora ha ido delineando. Dos personajes: Inés, la hija pequeña de una familia bien de Madrid, y Galán, minero asturiano capitán del ejército republicano, se alternan en la narración. Ambos  se conocen por azar del destino y se enamoran. El estilo narrativo es sobresaliente, trazos firmes cargados de emoción, saltos en el tiempo que le dan agilidad; unas cuantas historias de amor primorosas  que endulzan unas vidas duras, inciertas, desoladas, sin horizontes.

 ¿Y la alegría que anuncia el título, dónde está? En la solidaridad, en la entrega… “Como rehén, como prisionera, os limpio la casa, os lavo la ropa, os hago la comida… lo que haga falta con tal de que no me devolváis”… Son sus palabras al llegar a Bosost y encontrarse con un grupo de milicianos que dudan y sospechan de ella. Inés, tras su marcha borrascosa huyendo de su familia, se entrega y se ofrece para hacer la vida de esos refugiados más amable, más agradable, de esa manera brota la alegría.

Eduardo Medina 23/09/2011

Crítica de Petra Jesús Blanco

Nadie tiene la menor duda de que Almudena Grandes es una de las escritoras más emblemáticas de la actualidad, lo que, de entrada, supone una garantía para los lectores. Sabiendo, además, que “Inés y la Alegría” se trata del primer libro de una serie dedicada a la Guerra Civil, y con la seguridad de que la autora, consciente de su responsabilidad, se documenta fielmente, se abordan sus más de 700 páginas, considerando que, entre figuración y figuración, vamos a profundizar en nuestro conocimiento de la Guerra y los primeros años del franquismo.


Es cierto que el sustrato de la obra es en su totalidad un entramado histórico y verídico, pero exceptuando el hecho concreto de la invasión romántica por 4000 guerrilleros republicanos del Valle de Arán, entre los días 19 y 24 de octubre de 1944 , todo lo que ocurre en la novela es producto de la imaginación de la autora.

Incluso los personajes históricos- siempre situados en el lugar y momento correctos, eso sí- son tratados desde el punto de vista del razonamiento de Grandes, capaz como buena literata, de introducirse en sus cerebros y pensar lo que a ella le parecía que debían haber pensado en tales circunstancias. Porque la Historia no se detiene más que en los hechos más o menos probados; no así la Literatura en la que caben todas las elucubraciones .

Hay que tener en cuenta que, hasta la fecha, la Historia la han escrito los varones, tan incapaces de aceptar que tales o cuales hazañas carecerían de heroísmo y fueron sencillamente resultado de situaciones emocionales. De ahí que la frase más repetida en “Inés y la Alegría” sea: “La historia inmortal hace cosas raras cuando se cruza con el amor de los cuerpos mortales.”.

Solamente por esta reflexión ya merece leerse el libro que, por otra parte, es ciertamente farragoso en el primer tercio por un abuso de personajes y la presencia de tres narradores continuamente mezclándose: Inés, Galán y la propia autora.

Inés aparece enseguida. Es una burguesita madrileña catequizada por los republicanos, lo que le llevará a la cárcel de la que es rescatada gracias a la intervención de su propio hermano, falangista de pro, y que huye hacia Arán, enterada por radio Pirenaica de la llegada de los guerrilleros para unirse a su causa.

Hasta aquí, real como la vida misma: rara es la familia que no ha tenido entre sus miembros parientes situados en los dos polos ideológicos.

Se respira un maniqueísmo impropio de una autora veterana: los personajes son buenos o malos, sin términos medios. Incluso el tratamiento que concede a Pasionaria adolece de una hagiografía sospechosa- entrañable por otra parte- a la que ve como la Gran Madre Dolorosa en la que se personifican todas las virtudes de aquel Partido Comunista, casi virgen, que acoge en su seno a los exiliados tanto fuera de España como a los que llevan su exilio interior sobreviviendo bajo el franquismo.

Solamente aparece la Alegría como tal, explícitamente, en el discurso que Dolores Ibarruri dirige a sus partidarios en el Congreso de Toulouse. No he encontrado más alegría.

Sí he encontrado mucho miedo. Miedo al otro. Al que te puede hacer daño, a traicionarte, a delatarte en la clandestinidad y llevarte a la cárcel o a la muerte, a ponerte la zancadilla para quedarse con tu puesto, a quien te está utilizando, a quien te puede agredir sexualmente con impunidad.

Y este miedo, a flor de piel en la época, hace que las personas se refugien en el Partido como en una iglesia laica y primitiva en la que no existe la propiedad privada, compartiendo el plato, sin saber exactamente qué es el Partido que unas veces acoge y otras aniquila si se ha dejado de ser operativo.

La novela- que no historia- tiene su suspense en la clandestinidad del propio PC en España en tiempos de Franco y ofrece hermosas páginas escritas con la mejor literatura. Tal vez le sobren algunas escenas de fogones que hubieran acortado su extensión. Se lee muy bien pese al final idílico e ingenuo del encuentro entre la madre- que se acercaba a los exiliados escudándose en las peregrinaciones a Lourdes- y el hijo- que salía hacia Francia con el pretexto de acampadas sin tener ni botas de monte- a espaldas del feroz falangista al que se la dieron con queso.


Y colorín colorado.
Bilbao, 14-8-2011 Petra-Jesús Blanco

jueves, 9 de junio de 2011

UN MUNDO PARA JULIUS - Alfredo Bryce Echenique

Comentario al libro que se trabajó en el taller de Crítica Literaria del día 6-6-2011







Título: Un mundo para Julius (464 pág. 1970)
Autor: Alfredo Bryce Echenique (Lima 1939)
Edición: Plaza y Janés, mayo 1991


 Crítica literaria de Petra Jesús Blanco

¿Qué será de Julius después de darle a Bobby la llave de su alcancía? ¿Le preguntaría a su hermano qué muchacha se tiraría con el dinero ahorrado? ¿Se convertiría en un parásito prepotente cómo él, pasando su juventud de juerga en juerga o aprendería la elegancia sin par de su padrastro, Juan Lucas, que, a golpe de bola, hacía y deshacía negocios en el golf sin apenas despeinarse ni sudar sus magníficas camisas de seda, perfectamente planchadas por la negra Arminda? ¿Será capaz el niño orejudo de seguir analizando el mundo que le han diseñado sus mayores? ¿Hasta qué punto se puede romper esta programación ancestral de una oligarquía que flota como fina capa de aceite sobre una inmensa población que vive en la miseria?

No deja de ser interesante un libro en el que los lectores, al cerrarlo, se cuestionen infinitas preguntas. Es lo que me ha ocurrido al terminar de leer el de Alfredo Bryce Echenique.

Porque en “Un mundo para Julius”, no pasan demasiadas aventuras pese a que están ocurriendo tantas y tantas cosas continuamente, dejadas caer en la novela como el que no cuenta nada, como anécdotas sociales, y en ellas está el meollo de la historia. Consiste ésta en una disección minuciosa y exhaustiva de la sociedad limeña de los años 60 del siglo pasado y, a lo que parece, no ha evolucionado mucho.

Bryce no deja títere con cabeza en su intento de retratar infinitos personajes con sus circunstancias. Y lo hace con tanta elegancia e ironía que a la lectora se le olvida hacia dónde va la historia. Ni falta que hace saberlo. Bastante es que se identifique con la mirada inquisitiva del niño Julius, inteligente e inconformista, que se refugia en el ala de servicio de su palacio para convivir con los criados que le resultan más cercanos que su exquisita mamá, que necesita quitarse el mechón rubio de la cara continuamente y le llama “darling” porque ella es muy, pero que muy linda. Julius es el nexo entre los dos mundos, que a modo de polos conforman la sociedad de Perú.

Él fluctúa entre ambos y el autor no omite detalles tanto en la descripción externa de lugares como en la de situaciones, sensaciones y opiniones, de tal manera que cada momento de lectura se convierte en una unidad ajena al resto, innecesario en ese momento.

Es por eso un buen libro de cabecera, que se puede disfrutar un rato y dejarlo luego porque el argumento es lo menos importante. De lectura densa, aunque deliciosa porque está lleno de ternura. Incluso al ironizar cáusticamente sobre los aspectos más frívolos de la altísima sociedad, parece que el autor lo está dejando caer, como que lo comenta de pasada.Y no queda más remedio que sonreírse. Es comprensible que “Un mundo para Julius” sea libro de estudio obligado en muchas universidades ya que constituye un tratado novelado de la condición humana en todos sus estratos, escrito con la magnífica prosa de un autor que todos los años aparece en las listas de potenciales premios Nóbel.

Bilbao, 31-5-2011 Petra-Jesús Blanco

Crítica literaria de Eduardo Medina


Aunque fue escrita mayormente durante su estancia en París, esta novela fue publicada por primera vez en 1970 en Lima. Un mundo para Julius participó en el Premio Biblioteca Breve de 1970, sin obtener mención alguna. La novela es una mirada crítica, mordaz y hasta burlona, a la clase alta limeña y evidencia diversas características sociales de la Lima aristocrática de esa época, como el snobismo, la hipocresía, el racismo y la división de clases sociales, entre otros temas.

Escrita de una manera peculiar, ñoña en mi opinión, por el uso reiterado del diminutivo, abunda en narrar hechos de importancia limitada: lo que ocurre en la vida doméstica de una familia adinerada; o en las clases del colegio de monjas, además de otros eventos para destacar a los alumnos más estudiosos o más generosos, por las contribuciones económicas en favor de las misiones que sostienen las monjas; en las clases de piano con una monja primero, luego con una profesora que se hace pasar por nieta de Bethoven, cascarrabias y malhumorada permanentemente, que acaba con las ganas de aprender de su alumno; o las idas y venidas con los coches (Mercedes, Jaguar, si no recuerdo mal entre otros), las idas y venidas de Juan Lucas, el padrastro, hombre de negocios obsesionado con el golf, o del chófer, o de los hijos mayores; y, sorprendente, la malísima relación de Julius con aquél, o más exactamente de aquél con el niño, mimado por todo el servicio. Muchos hechos ciertamente, que alargan y alargan la extensión de la novela hasta cerca de las 500 páginas, excesiva a todas luces para unos temas de interés tan escaso, para lectores como nosotros, no afincados en el Perú de mediados del siglo pasado.

Otro aspecto a señalar es el número de personajes, en total 27: Julius: Niño protagonista. / Susan: Madre de Julius / Santiago: el padre / Juan Lucas: Padrastro / Santiago: Hermano mayor / Bobby (Roberto): Hermano / Cinthia: Hermana / Susana: Tía / Pipo y Rafael: Primos / Celso y Daniel: Mayordomos. / Carlos: Chofer de la casa / Vilma: Primera niñera de Julius. / Nilda: Primera cocinera / Arminda: Lavandera. / Abraham: Cocinero. / Flor (La Decidida) / Universo: Jardinero. / Martinto: Amigo de Julius (Repitió curso) / Arzubiaga: Amigo (Entro a Santa Maria) / Cano: Amigo (Rechazado de la clase) / Los Arenas: Dos hermanos sucios del Inmaculada Corazón. / Fernando: Brabucón. / Cecilia: Primer amor de Julius. / Manolo: Enamorado de Cecilia.

Demasiados personajes, 9 familiares, 9 del servicio doméstico, 9 amigos del niño, y además los amigos de los padres. Excesivos, para una lectura fluida.

Eduardo Medina

lunes, 6 de junio de 2011

Fin de curso taller recitación poética Asociación escribe-lee



FIN DE CURSO TALLER RECITACIÓN POÉTICA ASOCIACIÓN ESCRIBE-LEE 2011
Jueves 16 de Junio - Centro cívico Bidarte (Deusto) , 19:30 h

Fin de curso taller de teatro Asociación escribe-lee



FIN DE CURSO TALLER DE TEATRO ASOCIACIÓN ESCRIBE-LEE 2011
Viernes 10 de Junio - Centro cívico Bidarte (Deusto) , 19:00 h

sábado, 21 de mayo de 2011

IX Feria de asociaciones de mujeres de Bizkaia



IX FERIA DE ASOCIACIONES DE MUJERES DE BIZKAIA (Mayo 2011)
Mayo 25-26-27 - Bilboko Areatza- Arenal de Bilbao


Durante los días 25 , 26 y 27 de mayo del 2001 en el Arenal Bilbaíno se celebra la IX Feria de las Asociaciones de Mujeres de Bizkaia. Este año centradas en el Arte y la Cultura. Las asociaciones de mujeres de Bizkaia vuelven a ocupar el Arenal con esta IX Feria, haciendo de este espacio público un lugar de encuentro, en el que intercambiar ideas y comunicar a la población sus planteamientos y actividades.

La asociación escribe-lee participará como en anteriores ediciones el miércoles 25 de mayo a las 12:30 horas. Es una, oportunidad que siempre aprovechamos para presentar nuestras actividades, las ya realizadas y las programadas para un tiempo futuro.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Conferencia: “Influencias literarias en la obra de Gregorio Marañón”


La familia Marañón tiene orígenes vascos, de un pueblo de Navarra próximo a Álava. Posteriormente se instalaron en tierras cántabras, allí nació el padre de D. Gregorio.

De su admiración por lo vasco da muestra un texto escrito por el médico en 1948 «El País Vasco es prototipo de todo lo que es un país. Lo que le caracteriza es la unidad estricta de lo que vive en él, es decir, algo que está por encima de lo puramente geográfico o de los artificios humanos que crean o deshacen las provincias o los reinos. En el país hay una unidad milenaria en el hombre que lo habita, una historia que se puede sumar a otras historias o desgajarse de ellas, pero nunca confundirse con las demás».

La conferencia además de hacer referencia a los orígenes vascos de la familia del Dr, Marañón, hará hincapié en su relación con los grandes escritores y poetas con los que mantuvo una gran amistad; el Círculo de la Montaña (Menéndez Pelayo, Pereda,Pérez Galdós) Y especialmente su relación con Miguel de Unamuno.

Durante el acto se proyectarán imágenes. Finalizará con lecturas de poemas de Marañón y Unamuno a cargo de la Asociación escribe-lee.

miércoles, 27 de abril de 2011

El bolso


Esta tarde de sol y zafarrancho doméstico
he subido al altillo.
Al fondo he localizado un bolso negro,
un bolso que no recuerdo en absoluto
cuándo se colgó de mi brazo.




Sólo sé que he encontrado,
una barra de labios huérfana de bocas,
unas cerillas secas, de una discoteca pasada a mejor vida,
un pañuelo petrificado como una reliquia.
Dos entradas partidas de algún cine;
un cine, una película de la que no sé nada;
si me arrancó una lágrima, una sonrisa, un beso,
o me quedé dormida en el hueco de un sueño.

Tampoco me acuerdo, si recuerdo
a la persona que compartió conmigo aquélla tarde;
sólo tengo el tacto de una mano sobre la mía
y un brazo sin cuerpo, sin rostro, sobre mis hombros.
Probablemente se quedó ahí, grabado en la piel,
como un recordatorio de ardorosos amores,
para lo sucesivo.

Es un bolso roto, que tiene entre entretelas,
papeles de caramelos,
golosinas que en algún momento
endulzaron mis tiernas amarguras
y las de algún acompañante devoto,
voraz y llameante.
Alguna pastilla suelta para el dolor de cabeza,
una crema para los granos del alma,
seguramente en una época de mal de amores.
Una sortija demasiado pequeña,
que no sé como llegó,
ni cuando se escapó de mi dedo, ni por qué.
Una nota, un número de teléfono fuera de servicio;
lo sé porque le falta una cifra que delata su ausencia;
un número al que nunca llamé, ¿O sí?
¿Cuándo guardé ese bolso en el fondo del altillo?
Qué me impulso a hacerlo;
qué motivos llamaron a mi puerta,
para esconderlo así de esa manera.

Un bolso que surge del pasado como un fantasma.
No, no he podido volver la vista atrás;
así que me he encomendado a mi ángel de la guarda,
y también a mi demonio por si acaso,
y he echado en saco roto, o mejor dicho,
a la bolsa negra de la basura
una parte, tal vez importante de mi historia.

Un bolso pretérito y difunto,
en el que ya hace años
que ni siquiera habitan las polillas

Estaba el altillo tan oscuro y tenebroso,
y el sol brillaba ¡tan radiante!

Begoña Iribarren

sábado, 23 de abril de 2011

Crónica de una violación legalizada - Elena González Martínez

Nuestra compañera de asociación y amiga Elena, nuevamente nos ha sorprendido con la publicación de una nueva obra, el título ya es un adelanto de lo que en 252 páginas irá relatando pero, a pesar de la sórdida historia, a Elena, entre líneas, se le adivina el talante amable y conciliador con el que nos obsequia en el trato diario.

En la descripción de los paisajes que contempla, consigue que los amemos casi tanto como la autora confiesa que le atraparon; podemos ver a una joven que llega a la isla y, este hecho geográfico ya en sí encierra misterio, si además, son tierras lejanas, separadas por una porción del Atlántico, lo impregna con un sello de aventura que resulta muy contagioso, en el capítulo cinco, cuando llega a su destino el Alcalde le pregunta:
-“¿te gusta lo que has visto de nuestra isla”
-“sí, es maravilloso, me duelen los ojos de tanta belleza” contesta

Los personajes que nos va presentando a lo largo de las páginas, no pueden estar en otro lugar que no sea en la orografía descrita, duros pescadores al igual que en diferentes costas pero con el suave deje canario que sabe amortiguar las callosidades de las manos y las arrugas labradas con el golpear de los abundantes vientos alisios, siempre amables, ofreciendo fresco pescado en muchos casos. La vida de la mayoría de los isleños es sencilla, la amabilidad es un rasgo generalizador a pesar, en muchos casos, del sufrimiento bien por la escasez del trabajo o por la dureza del mismo. Y, mientras vamos conociendo a estas gentes, nos enteramos de la existencia de Carmela, gran amiga de la protagonista, aunque después de leer unas pocas páginas, parece que también compartimos con ella confidencias. Es el nudo de la novela, un alegato contra los malos tratos dentro del matrimonio, descritos en algunos momentos con gran crudeza, salpicados con conversaciones de apariencia más fútil pero inquietantes porque son el preludio de agresiones físicas que en algunas mentalidades machistas, entienden, que pueden formar parte del matrimonio, como de manera secular, apoyado en leyes, en la sociedad autoritaria y compartimentada en clases, a la mujer se le viene considerando el último eslabón de la cadena, obligada a soportar vejaciones sutiles o explícitas.

Que este buen libro ayude a superar esta lacra.

Marijo Biurrun , Bilbo, 23/04/2011

La niña del tintero


Hoy me pongo enfadada al ver la vieja foto.
No soy yo, digo, no soy yo la de la falda a tablas,
la del pelo corto con ojos asustados.
La niña de la mesa con pluma y con tintero



No, no soy yo la de Atlas, con países lejanos,
yo sólo tenía el mapa de mis manos,
que a veces me leía la niña gitana.
Me da pena verla, os lo digo,
no entiendo las nostalgias, las viejas añoranzas
por tiempos, por libros problemáticos;
aquellos enunciados que yo no comprendía:
La distancia entre trenes, los espacios…
El tren se coge al vuelo, yo pensaba,
se sube uno como el que va al recreo,
¡qué importa lo que tarde!
Nadie me explicó, a qué velocidad se cruza una ilusión;
en qué kilómetro se olvida a un viejo amor.

La pluma hacia el hombro, que saca buena letra.
Y el borrón? Siempre había un borrón que nunca se secaba,
que lo hacía el diablo,
sobre las blancas hojas que a veces se torcían,
en aquellos años de rosarios y mantillas.
Fulanita… la hija de… ¡qué vergüenza!

A veces, sólo a veces, la niña de la foto
derramaba la tinta en el secante;
lo doblaba, y al abrirlo
veía sus formas y soñaba con ellas.
Un pájaro libre, un país, abierto y divertido.

Pero llegó el bolígrafo, así, como de un viaje
de renglones fantásticos;
La tinta duraba para escribir cien, doscientas veces
“volveré a” “hablaré con”, sin el no por delante;
No como aquéllos castigos sin sentido,
que sólo me sirvieron para darme buena letra.

Había de colores; verdes, rojos.
se podía subrayar, garabatear,
y ya sólo se untaba el cuchillo en la cocina.
Aquello fue un avance, y para mí fue como un milagro;
Ya no se rompería, al caerse, la punta de la pluma;
ya no habría más tachaduras, lamparones,
que no pudieran lavarse y secarse al sol.



El viejo tintero y el bolígrafo,
me hicieron odiar y amar, la escritura, al mismo tiempo.



Begoña Iribarren, Bilbo, 23/04/2011

jueves, 21 de abril de 2011

Bajó un día la esperanza

Bajó un día la esperanza a la orilla del río,
buscando un respiro carente de congojas.
Esperaba ver una botella con un mensaje enamorado,
un madero, que mecieran las aguas, en su cuna romántica.


Bajo un día la esperanza en la noche cerrada,
buscando un mendigo de ojos temblorosos
sin nombre y apellido en la memoria,
que le cantara una nana de labios olvidados.

Esperaba un sigilo, una intriga cómplice,
un eco sabio y cantarín,
un resquicio de algo donde apoyarse un rato.

Sólo estaban las aguas
con sus reflejos de farolas como puntos suspensivos.
Esperaba encontrar un roce
sacudido de una vieja chaqueta,
un beso escapado de algún abrazo huidizo,
una sonrisa en busca y captura.

Esperaba la esperanza el regocijo
como una niña espera su muñeca
o un anciano la cometa del sol.

Pero allí no había nada
quizás acaso, alguna triste despedida.
Una piedra, una cuerda,
de algún suicida rajado y temeroso;
una herida de hilvanes descosidos,
una ausencia viva en las entrañas,
gaviotas peligrosamente unidas.

Allí no había nada que oliera a primavera,
sólo estaba la niebla cubriendo los vacíos,
sólo estaban las ondas desahuciadas del mar,
sólo estaba la pena, triste y sola,
aguardando su abrazo,
sólo estaba la angustia a golpe de teléfono
llamándola insistente,
sólo estaba el coro mudo de los desesperados,
los abandonados, los pobres, clamando su nombre.


Bajó, bajó un día la esperanza, a la orilla del río,
a cantar a sus aguas.

Begoña Iribarren, Bilbo - 21/04/2010

domingo, 17 de abril de 2011

Taller de crítica literaria - 2 de Mayo 2011


SOBREVIVIR EN TIEMPOS DE GUERRA


Título: El tiempo entre costuras, junio 2009
Autora: María Dueñas
Edición: Planeta

Crítica de Eduardo Medina

La trama es pura vorágine desde el comienzo hasta el final, llena de interés y sorpresas.

Una chica de condición sencilla, que no conoce a su padre, vive en Madrid con su madre (soltera), que se gana la vida trabajando en un taller de costura; con novio y planes para casarse, se enamora perdidamente de un hombre arrollador que trastoca su vida. Visto y no visto, rompe con el novio y deja a su madre para irse a vivir con él. El padre de la chica, ante la inminencia del estallido de la guerra civil y temiendo por su vida, cita a la mujer, a la que abandonó, y a la hija, a la que no conoce, para entregarle a esa hija una fortuna en joyas y dinero. Este es el arranque de la historia que ha urdido la autora en la que a un ritmo vertiginoso la protagonista se va a ver implicada en un torbellino de hechos con el trasfondo de la guerra civil, las acciones de sumo riesgo de los servicios de inteligencia, el glamour de la alta costura que viste a las damas de la alta sociedad.

Los personajes, una mezcla incesante de personas reales e imaginarias: Beigbeder, Serrano Suñer, Rosalinda, militares señalados del Alzamiento… de un lado; del otro: Ramón Arribas / Candelaria y Jamila / el comisario, don Claudio / Marcus Logan, el espía británico / Manuel da Silva, el empresario portugués / Félix Aranda, el vecino muy raro lleno de recursos / … dan lugar a un flujo magistral de diálogos. No sería exagerado decir que más de la mitad de la novela avanza con el impulso de los diálogos, un fluir incesante, revelador de la enorme complejidad de las vidas que se entrecruzan, con la política, los negocios, las tramas de los servicios secretos, como telón de fondo. Diálogos que la autora maneja con pleno acierto, que hacen muy amena la lectura.

En el epílogo la autora desvela: “ésta fue mi historia”, la Sira de la novela es ella misma; trabajó para el servicio secreto y se reconoce como una virtuosa del doble juego; tuvo su propio taller de costura, y la fama del mismo le blindó de cualquier sorpresa, una tapadera eficaz para esconder el turbio manejo de la información reservada.

Eduardo Medina (abril 2011)


Crítica de Petra-Jesús Blanco Rubio

Me acuso de haber buceado en Internet otras críticas al libro más leído en España durante el año 2010 antes de escribir la mía. Y me ha sorprendido el que mucha gente, posiblemente muy intelectual, se negaba a leerlo al pensar que se trataba de un “libro de mujeres” o más bien “un libro de marujas”, dado el título.

No entiendo qué puede ser “un libro de mujeres”. Y yo, que no voy por la vida haciendo alarde de feminismo, me siento totalmente frustrada cuando nuestra sociedad califica así una obra en la que la protagonista es una mujer que escribe su historia y que se desenvuelve en el mundo de la moda de alta costura.

Lo más curioso es que este libro en el que aparecen marujas de la alta sociedad llenas de glamour, ha sido escrito por una mujer. Una mujer que no tiene nada de maruja, que es catedrática de Universidad, con un currículo brillante, capaz de bucear en el mundo de la costura que ignoraba, y en el de la historia sumergida del espionaje durante la guerra civil y años posteriores. Si este trabajo lo hubiera hecho un hombre, se consideraría un gran escritor capaz de hacer verosímil un mundo para él desconocido.

María Dueñas lo es. Ha escrito una novela que comienza como un dramón y, a medida que avanza va girando hacia la novela costumbrista, documental, sicológica y negra, que se va convirtiendo en trepidante, llena de suspense en el capítulo del tren de Portugal.

La situación de la aventura en un lugar tan oportuno como el Protectorado de Marruecos en los momentos del Alzamiento, hace que se vea la guerra civil con una perspectiva más técnica, con menos sangre que si hubiera abordado el tema descarnado de la situación de España en la península. Dice la autora que los hechos novelados están ubicados en contextos rigurosamente históricos; incluso el personaje entrañable de Rosalinda Fox, que podía parecer ficticio, corresponde a una dama británica de grandes méritos en el servicio secreto del Reino Unido; lo mismo que su pareja el coronel Beigbeder y otro muchos que también tuvieron que ver en la historia del momento. Descritos todos ellos con la misma minuciosidad sicológica dedicada a la matutera Candelaria, el incomprendido Félix o la deliciosa Jamila.

Por supuesto que la trama de la novela es totalmente imaginativa, con un esquema circular en el que personajes cómo el de Don Gonzalo Alvarado, doña Manuela, e incluso el novio Ignacio, que pasa de funcionario cuitado a policía secreta del franquismo, cierran la historia con un broche coherente.

No le ha sido difícil a la escritora sumergirse en el mundo de la burguesía franquista formada por altos funcionarios, militares alemanes, oportunistas y cuerpo diplomático: existe mucha documentación al respecto y las hemerotecas dan buena cuenta de los eventos donde se cocían los asuntos más turbios. No así cuando se mete en el intrincado mundo de la moda donde tiene lagunas curiosas.

Yo que soy maruja y costurera no acierto a comprender que se tenga que hacer a mano, sin la inevitable máquina de coser, cualquier prenda y considero imposible que con tantísima artesanía, Sira Quiroga pudiera cumplir con la demanda en los plazos exigidos.

Me he sonreído alguna vez ante soluciones mágicas y otras anacrónicas que necesariamente tienen que ser posteriores a las fechas entre las que se desarrolla la trama y que se le han escapado a la autora, bastante más joven que yo, como mencionar que los teléfonos pudieran estar “pinchados” cuando en aquella época, con las centralitas telefónicas, todos lo estaban; o cuando la modista de moda entraba impunemente en los exclusivos salones del Club Embassy sin ser acompañada por un caballero una y otra vez- en los años 40- y sin ser calificada de buscona.

Sin ser una obra maestra, es magnífica. Supongo que no entraba en los intereses de Dueñas convertir su libro en un alegato a la capacidad de toda mujer para sobrevivir a pesar de que la vida la coloque ante las dificultades más arduas, pero lo consigue. Para las mujeres esto no supone ninguna novedad. Creo que lo hubiera conseguido con cien páginas menos, aunque está tan agradablemente escrito, que la lectura de “El tiempo entre costuras” no resulta larga, pese al peso del libro.

Petra Jesús Blanco Rubio, Bilbao , 2-5.2011

domingo, 3 de abril de 2011

Taller de crítica literaria - 4 de Abril 2011


ADÁN Y EVA, un relato mágico lleno de poesía


Título: El infinito en la palma de la mano
Autora: Gioconda Belli
Edición: Seix Barral, 2008
Premio Biblioteca Breve de 2008

Crítica de Eduardo Medina

Gioconda Belli desvela en una nota al comienzo del libro que: sin ser religiosa, la lectura, en varios libros arcaicos, de la historia de Adán y Eva y sus hijos, le movió a imaginar cómo pudo ser la historia de esos primeros seres humanos. Ésta es pues una ficción basada en las muchas ficciones, interpretaciones y reinterpretaciones, que alrededor de nuestro origen ha tejido la humanidad desde tiempos inmemoriales.

De este relato destacaría, en primer lugar, la sencillez y el verismo al describir las enormes dificultades que enfrentaron aquellos primeros seres para vivir, después de ser expulsados del Paraíso; sin saber a qué atenerse en su relación con Dios, el tener que matar a otros seres para sobrevivir, la pérdida de la inocencia, la lucha entre el bien y el mal que anida en nosotros… Lo que hoy sabemos de la condición humana y sus pasiones le permite a la autora recapacitar sobre los conflictos que debieron afrontar aquellos seres para sobrevivir, y en su relación mutua. Un libro que, además de entretener, hace pensar en las enormes dificultades que encierra la vida; las de entonces y las de siempre.

La historia de Adán y Eva narrada en el Génesis, asumida por las religiones monoteístas para explicar la Creación, el pecado original y la expulsión del Paraíso, la relación del ser humano con su Creador, y la salvación; desautorizada por los descubrimientos de la Paleontología y la teoría evolutiva de las especies, hace tremendamente arduo el desafío de escribir un libro sobre los orígenes de la humanidad.

Neguri, 3 de abril de 2011


Crítica de Petra Jesús Blanco

Encontrarse con un libro de tema conocido y poderse recrear en la belleza del lenguaje sencillo y poético, a la par que profundo, no deja de ser un lujo. Y una sorpresa además, encontrarse con una interpretación del mito principal de nuestra cultura escrito al margen de la religión judía.

En ésta, Dios, un Dios todopoderoso y justiciero, coloca en el Paraíso a una pareja de humanos, Adán y Eva, a los que hubiera dejado disfrutar del jardín eternamente al precio de no comer la fruta prohibida. La serpiente de la Biblia, enemiga de Dios y del humano, utiliza la seducción para que Adán y Eva coman y sean expulsados del Paraíso.

Gioconda Belli, en su libro “El infinito en la palma de la mano” da una visión en la que no aparece el pecado con la negrura religiosa; es más: ni siquiera aparece la transgresión como pecado. Dios crea a la primera pareja no solamente

sabiendo que comerían sino esperando que lo hicieran porque en ello conseguirían su plenitud humana, mucho más enriquecedora fuera del Paraíso que en la armonía sin emociones que les esperaba dentro.

La primera novedad nos la presenta la autora al narrar la creación de Eva, extrayendo del interior de Adán “la criatura íntima que hasta entonces habitara su interior”, olvidando la vulgaridad bíblica de la costilla y considerando a la mujer como un todo igual al del varón. Un todo mucho más sutil que Adán, incapaz éste de sentir la necesidad del conocimiento, que a él no le hacía falta, satisfecho como estaba con la hermosa realidad que le rodeaba ,y sin tener curiosidad por averiguar sus razones.

Adán es un tipo razonable y cumplidor de la ley por lo que prefiere que sea Eva la que se responsabilice de saltársela, aunque la secunde, un paso por detrás siempre, en todas sus iniciativas. Eva es la que parlamenta con la serpiente, que aquí no es el demonio sino un embajador de Elokim, o el mismo Elokim, que está deseando conceder a los humanos la libertad de escoger que va pareja con el conocimiento. No quería Dios ser el exclusivo creador del ser humano; necesitaba que él mismo se involucrara en su evolución, que fuera, en parte hacedor y responsable de su propio destino. Podía fácilmente haber creado a Adán y Eva fuera del Paraíso; en este caso hubieran carecido de su referencia y no hubieren sentido la necesidad de reconquistarlo. En Esta obra, ni a Adán ni a Eva les preocupa demasiado su propia muerte ni el trabajo,- la gran maldición-, ni siquiera el dolor, porque descubren que su vida y la de sus descendientes tiene una razón de ser: generar la Historia de la Humanidad que deriva en la búsqueda del Paraíso perdido donde se encuentra la Sabiduría.

Mientras que la Biblia hace hincapié en la gravedad del pecado de Eva, a la que castiga con el dolor físico y la sumisión al varón; lo mismo que confiere un carácter pecaminoso al cuerpo, que descubren como consecuencia de la desobediencia, Gioconda Belli, penetra en la belleza espiritual del sexo y la búsqueda del otro como complemento de cada uno, con suma delicadeza y belleza literaria.

No podían faltar la aparición del amor y los celos por una mujer, que fueron- y no los celos divinos precisamente-, los que originaron la muerte de Abel, no premeditada como en el Génesis, si bien igualmente trágica. No es la envidia ruin sino el amor la causa de la primera muerte, lo que hace más próximos el Bien y el Mal, muchas veces ambas caras de la misma moneda.

Se convierte este libro en un canto a la especie humana, a su lucha por el conocimiento, por la posibilidad de elegir entre los principios y la necesidad, tan bien expresado en la escena en la que se plantea la posibilidad de matar para sobrevivir: ”Si comer esta fruta nos ha traído este castigo, ¿qué crees que sucederá si matamos para comer?’”. Como buen mito, la historia de Gioconda Belli, es ingenua e incluye en poco tiempo acontecimientos que en la teoría evolucionista se consiguieron tras milenios como el vestido, el fuego, la agricultura, la cerámica, la pintura e incluso el sentido de paternidad, o el rechazo al incesto, que tuvo que ser necesario dadas las circunstancias.

Esta nueva versión del Génesis está llena de esperanza y no de maldición: la Humanidad es responsable de su historia tanto a nivel global, evolucionando hacia la consecución del Paraíso como a nivel particular, obligándonos a luchar por la felicidad, que viene a ser lo mismo.

Petra-Jesús Blanco Bilbao 2-4-2011

martes, 22 de marzo de 2011

Samurai


Impasible espera el samurai
el momento de hacerse el harakiri
por lealtad a su pueblo,
enfriando reactores nucleares
envuelto en blanca coraza protectora
en lugar
de empuñar con fuerza la katana
sujeta por el obi a la cintura.


Esta vez no hubo combate
con adversario altivo
ni ayuno previo al lance
ni reto
ni rito.

El enemigo llegó poderoso
arrasando
como la ola de Kanagawa
viva y voraz,
sembrando de cadáveres inocentes
el campo de batalla,
abriendo en canal al Fujiyama
convertido en cubos de cemento
con el vientre lleno de lava letal,
que se diluye en el aire
y deja
sin flores
los cerezos.

Petra-Jesús  Bilbao 18/03/2011- Mi homenaje a los japoneses que se están jugando la vida por salvar la Central Nuclear de Fukushima.

sábado, 19 de febrero de 2011

La ruta de la vida y el amor - Ricardo Fuentes Gomez

Poemario "La ruta de la vida y el amor"
Día: 3 de Marzo a las 19,30
Lugar: Bidebarrieta
Rapsodas: Iñaki Urrutia , acompañado por dos guitarristas.


Aun cuando se pare mi camino, la ruta continúa
Para que otras prolonguen su caminar,
Y yo sea el que se acune en otro nido.
La ruta de la vida no se detiene, ni tiene final.
 
Ricardo Fuentes Gómez

Exposición de Exlibris - Roberto López San José

El próximo 25 de febrero, viernes, a las 7 de la tarde se inaugura en la Torre de Ariz de Basauri una exposición-muestra de mis últimos exlibris realizados. Esta actividad que vengo realizando desde hace ya unos años fue la que destapó mi vocación de escritor.

La necesidad de aprender el oficio me acercó a la Asociación Escribe-Lee. Es por ello que me gustaría que los socios y talleristas de la asociación, muchos de vosotros ya me conocéis, me acompañéis ese día para agradeceros todo lo que me habéis enseñado durante estos dos últimos años y convertir la inauguración en una fiesta.

                   Un abrazo para todos.

                                         Roberto.



lunes, 7 de febrero de 2011

María se duerme

María tiene una risa ausente de niña vieja,
una lágrima fija afincada en un ojo
y un sueño despierto.

Lleva una toquilla como una telaraña
y una falda con flecos de penas,
de años y fatigas hasta los tobillos.
A veces le crece, se alarga, se estira,
tela negra que muerde los suelos.



María sospecha;
le teme a Diciembre, Enero y Febrero;
al cuchillo helado del frío de invierno,
y cierra los ojos y duerme, supongo…
Cuando esto sucede, baila la cabeza,
danza el blanco moño
y mece recuerdos vestidos de olvidos.


¡Escucha María!
¡Despierta las ansias que ya es primavera!.
¿No oyes el latido? ¿el pulso del campo?
El viento trae flores
y coloca rosas
en las cunas de la aldea.
    
 ¡No llores mujer! ¡que no son agujas!
te pinchan las yerbas en la romería.
No tiembles por Dios, que no pasa nada,
no son batas blancas, ni azules, ni verdes:
son tus bellos prados, tu cielo azulado,
tu sol de Castilla.

No vendrán sirenas a ponerte un llanto,
ni un suspiro herido de espiga vencida.
Tranquila María, que llega el verano
a devolverte la risa envuelta en agostos.

¡No cierres los ojos! ¡no temas las luces!
¡que son las estrellas!


Begoña Iribarren Bilbao 4-02-2011

sábado, 5 de febrero de 2011

La Flor del Norte de Espido Freire

 Me resulta sugestivo el tema de Cristina de Noruega y he leído "La flor del Norte" pese a que no soy devota de Espido Freire, a la que conozco desde que comenzó su andadura literaria. Sus primeros libros me parecen pretenciosos y no creo que se merecieran los galardones recibidos.

Comencé a leer "La flor del Norte" con reticencia.

Conocía la historia de la princesa que llega a Castilla para casarse con un Alfonso X, que debía de haber repudiado a su esposa Violante por estéril. Pero en aquellos tiempos, las cosas de palacio iban mucho más despacio de lo previsto y cuando Cristina llega a la corte castellana se encuentra con que no va a ser reina sino esposa de un segundón, porque Violante ha sido madre ya.

Es curioso que este detalle, a mi entender fundamental en la historia, lo roza imperceptiblemente el libro. Quiero creer que, en su documentación- que no dudo ha sido exhaustiva-, ha descubierto la autora que tiene más de leyenda que de realidad. Dejémoslo así.

La novela está escrita en una primera persona doliente y añorante de su patria y de su familia, lo que sirve para hacer un recorrido de la historia de Noruega desde la perspectiva de una mujer.

Pocas veces se ha escrito la historia desde la visión femenina, mucho más profunda que la habitual masculina, con una minuciosidad doméstica y sutil que llega a analizar situaciones y personajes opinando sobre ellos.

Está tan identificada la autora con su protagonista que, en ningún momento hace valoraciones desde aquí y desde ahora sino desde la visión que hubiera podido alcanzar una mujer del siglo XIII, con un lenguaje bellísimo adaptado a la época, sin caer en un medievalismo arcaico.

Es tan corta la vida de Cristina y tan poco lo que conocemos de ella que cualquier novelista puede jugar con su historia. Espido Freire lo hace con un final inesperado.

He disfrutado mucho con esta lectura.

No he encontrado a la princesa noruega enterrada en Covarrubias. He encontrado una escritora como la copa de un pino, en plena madurez.

P J Blanco Rubio Bilbao, 4, 2, 2011