Cuento abierto - Carta a la luna

Hola Luna, soy la Casi, bueno la Casiopea, estoy segura que has oído hablar de mí más de una vez, pero no te hagas muchas preguntas porque no me conozco bien ni yo misma.

El motivo de mi escrito se debe a tu carácter emblemático de corte romántico. Me gustaría que me dijeras si es realmente cierto un rumor que corre sobre ti. Te pongo en antecedentes por si tuvieras que emprender algún tipo de acción.

Me comentan que harta como estás, de estar tú sola y de escuchar a todas horas a parejas enamoradas y poetas que utilizan tu nombre, la mayoría de las veces para aprovecharse de ti, has decidido por tu cuenta y riesgo, bajar a la tierra y buscarte un luno, así como tú, redondito y apañado.

El otro día, hubo reunión de estrellas, aprovechando una junta de vecinos, y se comentó que te habían visto pasear del brazo del-huno, “osea”, con un discípulo de Atila, del que parecías mega-enamorada. Probablemente sea tan diferente a ti que lo entiendo; y eso de dejar de escuchar palabras almibaradas con toneladas de azúcar te venga bien. Ten cuidado sin embargo, cuando te diga en un arrebato pasional y viril propio de su especie que va a comerte, no vaya a ser que con estos tiempos de crisis que corren por ahí abajo, se piense que eres un plato de arroz con leche o un queso de Albacete, y lo haga de verdad; dejándonos a todos a oscuras para los restos.

Mi consejo sería que te fueras con un uno, o sea como el huno, pero sin hache y sin ele, para que te evites problemas derivados de la familia. Como creo que tú de ortografía andas pez ya puedes andar con mucho cuidado. Yo que tú, si es cierto todo lo que cuentan me dejaba de bobadas y me volvía a mi sitio; aunque de paso si no te importa, mira a ver si encuentras algo para mí, aunque eso sí, procura que no sea griego y me confunda con la esposa del rey Cefeo, que el nombre ya lo dice todo. Dile que soy la constelación, de la que también se habla, no te creas, aunque menos que de ti , pero no se te ocurra comentarle que lo quiero, única y exclusivamente para darme una cuchipanda de cuando en cuando, (eso queda para nosotras), aunque por lo que oigo a las terrícolas el asunto debe de estar muy fastidiado.

Bueno Luna, cuídate mucho, se despide de ti.

Casiopea

(Texto de Begoña Iribarren 19/03/2010)


Vaya dos: la "lunita" y la "constelación" que al parecer no tienen otra preocupación que ligar, ir de cuchipanda y dejar sus cometidos para los demás. ¿Pero se puede entender que se abandone el puesto de trabajo !nada menos que la iluminación de cada noche! para darse una vueltecita por la tierra? Y mientras tanto, claro, jornada doble para mi, padre sol, que ya no puedo con mis rayos. No quiero ponerme tajante porque llevamos muchas lunas y muchos soles en lo nuestro y confio que lo de ahora haya sido un exceso de la primavera y que con esta carta reflexioneis ambas y volvais a vuestro cometido antes de que vuestra ausencia ocasione otro cataclismo. Las mareas, las cosechas, el descanso y la salud de los terrícolas -y se dice que hasta su nacimiento- dependen de nuestro sentido comun, así que espero vuestro regreso que lo celebraré con una siesta prolongada porque estoy extenuado.

Recibid unos buenos grados de mi parte y os espero con impaciencia. EL SOL QUE MAS CALIENTA

(Texto de Begoña Quintana 23/03/2010)




"Estas donde te busco, donde siempre
amor, detras de las esquinas, vigilando
los sitios, en los que estuvimos juntos
estas lleno de luz, al estar en mi recuerdo."

(Texto de José Carlos Vélez 3/05/2010)




Empezaron dos Begoñas (ellas son las responsables). Yo, Rodrigo, me limito a contar la verdad.

No sé cómo terminará esta historia. Lo que sí sé es que siempre estás igual,luna. O, al menos, así te veo yo todas las mañanas y todas las noches y a todas las horas en las que te miro. Cuando lo hago siempre veo lo mismo. Siempre oyendo hablar de las caras de la luna, pero yo sólo veo una. Sí, siempre que me enfrento a ti veo la misma cara: algo macilenta, si es por la mañana temprana, o somnolienta, si es ya por la noche entrada. Además se te puede observar con diversos y variados matices: alegre, si las cosas salieron bien, algo torcida, si no tan bien o, en caso de que terminaron mal, con el ceño fruncido. Bueno, a veces veo algo más, como cuando entra alguien en mi habitación y se coloca a mi lado. Entonces, empiezo por ver dos caras; más adelante se pueden multiplicar ya que también depende de cómo les haya ido el momento inmediato anterior que es el que refleja su ánimo, porque ya se sabe lo pronto que dejan de recordarse las cosas que no son las últimas acontecidas. Así de olvidadizos somos. Así que me desdigo de lo que dije antes. En definitiva que no sólo veo una o dos caras cuando dirijo mi mirar a ti, sino muchas caras, muchas más, infinitas caras. Depende del día, de cada día. Lo que no sé es si sabría reconocerme si no fuera por ti, luna de mi cómoda.

(Rodrigo 23/04/2011)


Me llega el rumor, de que estáis hablando de mí…

Soy la cara oculta,
esa que sólo se muestra a los elegidos.

Peino mis cabellos con peine de plata
regalado por un duende alado que habita en el bosque.
Desenredo los besos que dejan las mariposas y las gaviotas
y dejo los besos que depositan las estrellas.

El duende sabe que me oculto
para no mostrar las lágrimas de cristal
en la noche oscura
y que su reflejo no os ciegue y os haga sufrir.

Estoy escondida en la nube blanca de los sueños
protegida por las hadas y las brujas buenas.

(el gato luna me vigila y me cuida)

El día tres…

Despertaré y me vestiré con los velos de los deseos.
Pasearé esplendida por el cielo
y bajaré a buscarte amor.

Mostraré ante vosotros mi cara radiante,
enigmática, misteriosa.
Me exhibiré llena, preñada de amor
os lo entregaré sin reservas a manos llenas
para que lo multipliquéis y sigáis soñando conmigo.


Os quiere.

Luna

(Texto de Rosa María Mielgo 24/04/2011)





¿Cómo crees que terminará esta historia?
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