lunes, 7 de febrero de 2011

María se duerme

María tiene una risa ausente de niña vieja,
una lágrima fija afincada en un ojo
y un sueño despierto.

Lleva una toquilla como una telaraña
y una falda con flecos de penas,
de años y fatigas hasta los tobillos.
A veces le crece, se alarga, se estira,
tela negra que muerde los suelos.



María sospecha;
le teme a Diciembre, Enero y Febrero;
al cuchillo helado del frío de invierno,
y cierra los ojos y duerme, supongo…
Cuando esto sucede, baila la cabeza,
danza el blanco moño
y mece recuerdos vestidos de olvidos.


¡Escucha María!
¡Despierta las ansias que ya es primavera!.
¿No oyes el latido? ¿el pulso del campo?
El viento trae flores
y coloca rosas
en las cunas de la aldea.
    
 ¡No llores mujer! ¡que no son agujas!
te pinchan las yerbas en la romería.
No tiembles por Dios, que no pasa nada,
no son batas blancas, ni azules, ni verdes:
son tus bellos prados, tu cielo azulado,
tu sol de Castilla.

No vendrán sirenas a ponerte un llanto,
ni un suspiro herido de espiga vencida.
Tranquila María, que llega el verano
a devolverte la risa envuelta en agostos.

¡No cierres los ojos! ¡no temas las luces!
¡que son las estrellas!


Begoña Iribarren Bilbao 4-02-2011

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