miércoles, 26 de febrero de 2014

LA METAMORFOSIS (Franz Kafka)


Crítica  literaria de Miguel Ángel Zalbide


Kafka introduce muchas metáforas que esconden ideas y que desea comunicarnos en sus novelas.

Fue un producto de tres culturas:, la alemana, la Checa y la judía, lo que le  originó un sentimiento de marginación, que luego se reflejaría en sus relaciones sociales y en sus novelas, él se veía apartado de la sociedad la cual no podía aceptar que Kafka tuviese una personalidad tan diferente al uso.

La marginación – insectización, le marcó su vida y sus obras, esto se vio sobre todo en la metamorfosis. Otro asunto que le marco profundamente fue la relación que tuvo con su padre, (léase carta al padre) donde se manifiesta con toda su crudeza una relación difícil y tensa, ya que el padre aspiraba de Kafka una trayectoria profesional más brillante, así como el hijo sufría un complejo de culpa por no cubrir sus expectativas.

Como autor fue el creador del mundo kafkiano, (irrealista y de personajes fantásticos); las metáforas de Kafka esconden ideas que quieren hacernos reflexionar sobre la problemática que envolvía la sociedad que le tocó vivir.

Kafka vive la época en que, el capitalismo se está imponiendo y como consecuencia, se está creando una nueva sociedad más egoísta e individualista en detrimento del bien común, creando grandes núcleos de marginación.

Comentario del libro

En la Metamorfosis Kafka toca los temas de la marginación, la soledad y el individualismo; y es una crítica ácida a la sociedad.

En el mundo kafkiano los personajes operan dentro de un mundo realista, no obstante, el autor incorpora un hecho inexplicable, la metamorfosis de Gregori Samsa en insecto.

Esta metáfora la utiliza Kafka para criticar un funcionamiento social y familiar.
Kafka fue clarividente y supo dibujar un escenario homologable al actual, donde millones de seres humanos están convertidos en meros eslabones de un sistema socialmente patológico.

Personajes:

                   Gregorio Samsa
                   Grete, su hermana
                   Su Padre y su madre
                   El Intendente

En la novela se pone de manifiesto un antagonismo entre Samsa y el resto de la familia, puesto que cuando Gregorio dejo de serles útil se desentienden de él, lo marginan, creándole sentimiento de soledad, complejo de culpa por no poder ayudar económicamente a su familia, este cúmulo de situaciones le conducen a su muerte.

Al principio de la obra la familia afectivamente es normal reaccionando con pena y sorpresa ante la metamorfosis del hijo.

Samsa  era el único que mantenía a la familia, dependiendo de él su estabilidad económica, pero en el momento que dejó de ser así, su familia lo va marginando paulatinamente, hasta la hermana que en un principio lo cuidaba exclusivamente se desentiende de él.

En la novela queda patente unas relaciones controladoras y esclavistas del trabajo, ya que el intendente viene a su casa a cuestionarle y recriminarle por su primera falta al trabajo. 

 Comentario literario

El narrador es omnisciente y en tercera persona, altera su punto de vista con el de Gregorio, ya que es capaz de conocer los pensamientos de todos los personajes, esto le permite ver lo que sucede en la casa de los Samsa, pero también deja intervenir a Gregorio que hace sus monólogos sobre su nueva situación morfológica y expresa sus pensamientos sobre su entorno.
También tenemos el espacio físico de Samsa  que es su casa y más concretamente su habitación.
El espacio psicológico de Samsa es una prisión, para los demás es una crisis familiar.
El tiempo pasa muy lento, eso hace que la soledad sea insoportable para Samsa

Estructura

  • Introducción: Se trasforma en un bicho al principio
  • Trama: Los personajes se van adaptando a la situación de la historia.
  • Desenlace: La muerte de Samsa y la vuelta a la normalidad de la familia

En definitiva Kafka critica el individualismo de las sociedades capitalistas, las relaciones familiares hipócritas y la deshumanización.


Miguel Ángel Zalbide



Crítica  literaria de María del Carmen Andrés


Mi interpretación psicológica de la Metamorfosis de Kafka:

Tengo que posicionarme en la categoría de ilógico para ordenar con cierta coherencia las definiciones razonablemente absurdas que la obra de Kafka me interpela.
Así, asistiéndome con la fantasía novelada puedo admitir la causa formal del proceso de insectización,  e incluso añadir que a día de hoy se sienta muy latente.

En un mundo deshumanizado las cadenas laborales de mano de obra son similares a las formaciones activas e imparables de los hormigueros, ora labora sin parar de producir, la tiranía que impera  el sistema capitalista para lograr sus fines nos alecciona de tal forma que no hay tiempo para pensar.

Solo la ensoñación nos puede trasladar a la opción de bicho raro que puede desligarse así del ritmo esclavista, lo absurdo es totalmente razonable porque lo irracional es un sistema corrupto e intolerable cuando no antediluviano en cuanto al respeto a la persona, de tal forma que podemos catalogar plausible la teoría Kafkiana “ante un mundo desnaturalizado el ser humano se enajena de él”

La simbiosis entre sueño y realidad, ficción o historia personal es una de sus características, la lógica se convierte en figurativa, casualidades  absurdas pero, perfectamente precisas.
La degradación de los seres humanos desprovistos de libertad decisoria, sujetos a la tiranía de un sistema opresor, una educación que comprime y no deja resquicio a la voluntad del individuo animaliza, construyendo  su proceso evolutivo dentro de parámetros restringidos y delimitadores del pensamiento.

Gregor Samsa en su metamorfosis, realiza una concreción material a un extracto animalizado debido a la subvaloración que su entorno le aplica.

Sintiéndose vulgar, e insignificante, prefiere una soledad digna que una compañía humillante, su vida discurre por un territorio hostil que le empuja a una mutación liberadora, al margen de la estructura socioeconómica dominante omnipresente.

María del Carmen Andrés


lunes, 24 de febrero de 2014

Recital de poemas en el Día de la mujer


Taller de Crítica literaria Marzo 2014

EL EXTRANJERO Albert Camus, 1942

Hay dos maneras de leer un libro clásico: Informarse previamente de las claves de lectura, que personas muy documentadas han descifrado, o atacarlo desde la más absoluta ignorancia, cuando el lector quiere descubrir, por sí mismo, el mensaje que trasciende entre sus páginas.

Me propuse abordar “El extranjero” de Albert Camús (Argelia, 1913- Francia, 1960) con toda virginidad: sin bucear primero por ninguna información crítica.
Pero no me ha sido posible.

Yo ya tenía impresa en mi mente la fotografía de Camús con el cigarrillo a medio fumar, el cuello levantado a lo Humphrey Bogart, y la mirada cínica y caústica, que tanto proliferó en los medios intelectuales- o intelectualoides- de mi juventud que exaltaban el existencialismo y el absurdo.

Camus es uno de los humanistas consagrados del siglo XX, estudioso de la condición humana. Vivió inmerso en los problemas palpitantes de su tiempo y de su patria, que analizó con clarividencia casi profética, asegurando que la independencia de Argelia iba a desembocar en un fundamentalismo religioso mucho más cruel que la colonización francesa. Hoy, Argelia, pese a la repugnancia que Camus sentía hacia los prejuicios coloniales franceses, le sigue considerando un colonialista, negándole los honores que se merece el premio Nobel 1957, pese a que él se sentía enteramente argelino.

Partiendo de esa imagen mítica, y encontrándome con un libro escrito en primera persona, no me ha sido difícil ponerle rostro al protagonista Mersault.
Con un principio, aparentemente anodino, con frases cortas y contundentes, Mersault nos va atrayendo, a pesar de presentarse como un hombre gélido, sin sentimientos; que acepta la muerte de su madre, en un asilo de Argelia - lugar donde se desarrolla la acción-, con la mayor naturalidad, como algo inevitable que no es incompatible con fumarse un cigarrillo, analizar a los diferentes personajes que aparecen en el sepelio o hacer el amor con María en tiempos de duelo. Envidiable y pragmática actitud, por otra parte.


Tampoco parece inmutarse cuando en la empresa le ofrecen un traslado a París, ni siquiera ante la petición de matrimonio por parte de María, a la que no ama. (Luego, sí he leído que en este asunto puede haber un problema freudiano y sustituye a la madre por la amante)

El lector va entrando, poco a poco, en la idea del “absurdo”, que proclamaba Camús, concepto que hila más fino aun que el de “existencialismo”, con el que el autor no se sentía identificado, al comprobar como Mersault se deja llevar por la vida, a la que no pide nada pero a la que tampoco parece ofrecer demasiado
Y dejándose rodar por las circunstancias, se encuentra metido en una refriega, con una pistola, que no es suya, con la que mata a un musulmán, porque el sol de verano argelino le hace perder el control de la situación.
Por supuesto, Mersault, no tiene remordimiento de haber cometido este crimen absurdo y no deseado.

En la segunda parte, nos encontramos con un juicio, que pone en tela de juicio a la misma Justicia.

Este juicio es una caricatura tan cruel y tan real de la sociedad que, solamente por éllo, la novela seguiría viva y actual. De ahí la inmortalidad de “El extranjero”, que se siente tal, en un mundo absurdo que ni comprende ni le comprende a él y le condena por hechos anecdóticos sin atender a la realidad de lo ocurrido.
Es sorprendente la aceptación de la pena por el protagonista y el razonamiento que hace de la muerte, tan absurda y tan inevitable como la vida misma. Camus entiende que el hecho incompresible de vivir lleva implícita una condena a muerte y da lo mismo el camino por el que se llega a su ejecución.

La escena entre el confesor, empeñado en que el condenado muera dentro de la ortodoxia religiosa e incapaz de entender la asunción de la muerte desde el punto de vista ateo, que es el que presenta el escritor, hace que el lector se plantee su personal visión de su propia vida y su propia muerte.
En este momento, cuando Mersault discute y agrede al confesor intransigente, el protagonista ha dejado de ser apático y se convierte en un luchador por su libertad de conciencia.

No quiero profundizar en aspectos filosóficos ni literarios, que abordará el compañero Santos Pérez en el Taller de Crítica Literaria. Él es un profesional de la Filosofía y tiene un criterio mucho más fiable que el mío, que no paso de aficionada.
Me he limitado a exponer mis experiencias de lectora, que se ha sentido identificada con muchas de las cuestiones que aborda la novela, capaz de tocar fibras muy sensibles y me ha hecho recapacitar acerca de la vida como no lo habían conseguido otros libros.

Ahora, Camús, se me parece más al Humphrey Bogart de Casablanca, duro y tierno a la vez… Al que siempre le quedará París.


Kepe Zuri , Bilbao, 22-2-2014