A los viejos amigos
no los encuentras a las afueras del ayer,
del brazo del olvido;
por eso nunca sabes,
cuando la nieve tiñó sus cabellos
o el otoño pasó su factura.
Ellos se acoplan a tu vida
como una nota musical a una partitura,
o como una flor a la solapa;
son esa manta cálida que sacas del armario
y colocas sobre tus hombros en las tardes de invierno
y cuando no están,
tu corazón es una casa deshabitada y fría
a merced de las penas
Tienen la capacidad del asombro en su silencio
y ese saber decir, sin decir nada
y ese saber amar, que saben ellos.
Los amigos tienen, tienen tantas cosas;
tienen en sus copas el vino pagano de los dioses
y el fuego alegre de la danza.
Una doctrina, un mandamiento nuevo,
que va de boca en boca
negro y espeso como el chocolate
y leve como el vuelo de un beso.
Los viejos amigos tienen
el consuelo misterioso de los espíritus
y son la nata dulce en los labios de la confianza,
como las galletas tiernas de la niñez.
Begoña Iribarren
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Me gusta, Begoña, cómo expresas la atmósfera que rodea la vieja amistad. Seguramente no tendrán siempre a mano, nuestros viejos amigos,
ResponderEliminar"las copas con el vino pagano de los dioses", pero que no lo tengan de vez en cuando es como para desertar de su amistad.
Santos