viernes, 26 de febrero de 2010

Quimera vacuna

Yo, picada en carnicería
por infame máquina troceadora,
quise trascender a filete
galopando a lomos
de unicornio quimérico
deshamburguesado.

Mas MacDonald fue mi destino.
Planchada entre pan y pan,
enharinada, enketchupada,
enmostazada.

Yo, que creí pertenecer
a rancio abolengo de altivez bovina,
acabé embobinada en masa
cruel y despiadada.

Yo, que oriné en verdes praderas
estiercoladas por mis urgencias,
fui convertida en fastfood de tercera
para ejecutivos clonados
de chaqueta y corbata de saldo.

Yo, aspirante a brasa de asador,
candidata a entrecot de lujo,
presumible vianda de manteles
de alta alcurnia...

Yo, presta a ser trincada
por cubiertos de oro
y deglutida por finas lenguas
de alto copete
en templos de lujo culinario,
yo....fui digerida
por esófago adolescente
de faz espinillada.

Yo, cuitada copulada
por salsas indignas,
denostada, despreciadamente
montada por lechuga transgénica,
escapé a mi sueño de dignidad vacuna,
renuncié a mi arcadia
enastada en mugido celestial
para convertirme
en carne de cañón destinada
al campo de batalla
de la voracidad plebeya.

Yo.... presa de la depresión
de la pradera, yo...
sólo os deseo una indigestión
de mis entrañas desmigadas.
Cutres consumidores de burgers
plastificados.

Adiós, sueños de filete
y chuleta.

Alberto Corera

1 comentario:

  1. Me siento identificada con la vaca, es una fantástica metáfora de la vida. Uno piensa que es carne de Arguiñano para acabar de hamburguesa. Siempre puede ser peor acabar en un Kebab, por lo menos el Mac tiene fama de que solo usa carne de primera ...

    Eva B.

    ResponderEliminar