Horacio pareció adivinar el fatum de los poetas cuando les denominó Genus irritabile vatum (La raza irritable de los poetas) Y Nietzsche no se privó de sentenciar que “los poetas mienten demasiado”, a pesar de lo cual, él mismo escribió más de una cincuentena de poemas en su corta vida, pero más notable es aún la consideración de algunos expertos en su filosofía, según la cual, la filosofía de Nietzsche es a la vez poesía, en especial, su obra Así habló Zaratustra.
Sirvan estas consideraciones de aviso para los navegantes (no necesariamente de Internet) que sientan curiosidad por adentrarse en el proceloso mar de la poesía.
Como toda creación cultural, la poesía va cambiando a lo largo del tiempo, pero una característica de ella parece resistirse con persistencia: la elevada estima de la que goza en el interior de su gremio parece ser proporcional al desprecio y desinterés con el que se la percibe desde fuera.Ya el público del s. XVII acudía a los patios de comedias con provisiones de diferentes tipos de verduras. Entonces, si el poema recitado no era de su agrado, daba rienda suelta a “la cólera del español sentado” arrojándoselas a los sufridos rapsodas, no contentos con abuchear, chillar y patalear.
Hoy, el lenguaje altamente tecnificado en todos los ámbitos (científico, jurídico, económico) no necesita de la cólera para afirmar su poder; le basta su imagen de poderosa eficacia para relegar al ámbito residual el lenguaje poético. Y así, aparece hoy la poesía como un arte histórico, como algo propio de iluminados, extravagantes, incluso ridículos.
Por contra, en el ámbito interno de los poetas se mantienen las más acaloradas y apasionadas disputas sobre cuál debe ser el lenguaje que más se acerque a la verdad poética.Ahí tenemos, para muestra un botón, dos tendencias actualmente en España. Por un lado están los “poetas de la experiencia” (Véase Confesiones poéticas de Luis García Montero) que reclaman el lenguaje de uso normal de la calle, para la poesía. Frente a ellos otro grupo (Véase El cuerpo de los símbolos de Antonio Gamoneda), considera que la poesía debe producir conocimiento en el momento mismo de ser escrita o leída, y que esto sólo es posible mediante la creación del lenguaje simbólico.
Probablemente ninguna de ambas tendencias ni de otras logre dar con la verdad poética, y no están los tiempos como para admitir sin rechistar que alguien se nos presente con la “Verdad Clara” en su mano. Pero que vivamos tiempos de escepticismo no significa que debamos conceder por completo la verdad a la Técnica, a la Ciencia, o al lenguaje en el que se fundamenta el poder político, o en el de marketing extendido por todo el mundo.
Más fiable parece el análisis crítico del lenguaje que han emprendido autores tan diversos como Nietzsche, Mauthner, Wittgenstein...Borges...Si en algo coinciden estos autores es en que en el fondo toda palabra es metáfora. Para Nietzsche “el lenguaje es un sistema arbitrario de designación de las cosas”. Y Borges se refiere al lenguaje como “un ordenamiento eficaz de la enigmática abundancia del mundo”.
Así es que entre las palabras y las cosas existe un espacio de libertad al que todos estamos invitados a entrar en busca de significados.Y tras decir esto me viene a la memoria la imagen del cartero de Neruda, en la obra de Antonio Skármeta: un cartero de pueblo que llevaba las cartas al poeta Neruda, en su estancia provisional y que comenzó a pensar en las metáforas y admirar lo maravillosas que resultaban cada vez que descubría una nueva.En cierto modo, un taller de poesía tiene ese frescor de los no iniciados, esa ilusión nueva en busca de metáforas, como el cartero de Neruda.Eso creo que sucede en el taller de poesía de la Asociación Escribe-lee que dirige, orienta y estimula Josu Montero.Cuando uno se toma en serio esta actividad, es decir, cuando uno decide jugar con el lenguaje, comienza a comprender que la actividad poética, además de ser una afición digna, es una participación, por modesta que pueda ser, en la búsqueda del significado de las cosas. Pues el modo en que manejamos nuestro lenguaje condiciona nuestro modo de percibir el mundo y de actuar en él.
Santos Pérez
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Ya tenía ganas de verlo (el blog de escribelee)funcionando. Yo me encuentro más cerca de Gamoneda, quizá por que su verdad sea más clara para mí y porque ilumina mejor los senderos que me conducen a la búsqueda del significado de las cosas. Gracias, Santos, por tirar la primera piedra.jmga
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ResponderEliminarInaugurar este blog con la acertada y erudita reflexión de Santos es un buen acicate para dejar a la pereza que duerma una buena siesta.
ResponderEliminarLa propuesta del granadino García Montero me gusta,pruebo con las palabras "de andar por casa", revuelvo en ellas ·pero se me quedan deslavadas, tendré que pensar en otras distintas que ahora no están en mi recorrido. Gamoneda nos dice que es más acertado utilizar figuras, conocimiento y, también, ¡que hermosos poemas nos ha ofrecido hasta ahora!
Ambos son dignos de imitación y, sigamos los consejos de uno u otro, creo que, con un folio en blanco delante, además de pensar en la técnica a desarrollar estará bien invocar a algún duendecillo para que nos inunde de magia.
marijo (mjbiurrun)
Muchas gracias Santos por iniciar el blog de escribe lee y animarnos a lanzarlo. Espero que tenga un largo recorrido y la gente se encuentre cómoda en este nuevo espacio.
ResponderEliminarAl leer tu texto me ha surgido una cuestión. Es cierto que actualmente no se ve con buenos ojos cuando alguien nos presenta algo como una “Verdad Clara”. Estamos en una sociedad en la que construir un liderazgo es una tarea harta difícil. No estamos como para seguir a falsos gurús, cierto, pero esta democratización del saber nos está conduciendo a una decadencia ideológica, un no tener claro el camino que seguir produciéndose un bloqueo de dirección.
Por no saber qué rumbo tomar, hacia donde ir, no vamos a ningún lado. En muchas ocasiones no se levanta la voz por no ser tachado de intolerante, de querer dirigir, influir en las ideas de los demás. Todo esto es aprovechado por quien, tiene bastante claro su objetivo, en su mayoría no éticos, ni morales, poco generosos y en su mayoría en su propio bien, nunca ajeno, aventajándonos en la carrera al resto, anclados en un cruce de caminos.
Ciñéndonos al tema de la poesía, personalmente busco aquella que me despierte y me empuje a seguir caminando. Se acusa a la poesía de la experiencia de no cumplir este precepto. Hay voces en su contra, la ven como una amenaza de adaptación y no-resistencia a los parámetros sociales. Personamelte, disfruto de igual manera con la lectura de poetas de ambas corrientes, unos acarician mi conciencia, elevan mi espíritu, otros despiertan mis sentidos con imágenes muy cercanas surgidas del día a día.
Eva B.
Efectivamente, nuestra forma de manejar el lenguaje condiciona nuestras percepciones en un entorno cada vez más robotizado y políticamente correcto. Se trata no de jugar con las palabras sino de que ellas jueguen con nosotros. La poesía es el antídoto contra la uniformidad y nuestra labor no es otra que encontrar en las palabras las razones de una búsqueda que nunca concluye, afortunadamente.
ResponderEliminarEnhorabuena, Santos, por el texto de entrada. Lo que bien empieza, bien continúa, porque acabar espero que no acabe nunca.
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ResponderEliminar¡¡Esto acojona!!
ResponderEliminar(dicho poéticamente, claro)
El escribir ante gente tan sesuda, hace sentirse escrutado no solo por el contenido de lo expuesto, sino por el formato expositor e incluso por la capacidad del exponente, lo cual hace que en mi caso y en definitiva... me exponga demasiado.
Más aún cuando veo que en esta misma sección "el administrador ha eliminado" un comentario de alguien. ¡¡Que habrá escrito el pobre para tamaña sanción!!
Pero bueno, fuera de bromas, aquí el que suscribe, ex-amanuense y actual tocateclas y juntaletras del blog de al lado, saluda calurosamente a su amigo Santi, presenta sus respetos y te (y se) felicita por este escrito tan bonito y clarificador de las diferentes corrientes etico-estéticas del arte del palabrear.
Un fuerte abrazo.
Pd. para el administrador;
Creo que tenéis mal sincronizado el reloj del blog.
Muchas gracias Luis por el aviso del reloj, lo reviso.
ResponderEliminarEl administrador eliminador ;-)( aunque tambien veo algun que otro autor eliminador.)
Vaya nivelazo con el que se ha comenzado el Blogg.
ResponderEliminarNo sé si podré estar a su altura.
Humildemente, lo que quiero es disentir acerca de que “toda palabra es metáfora”.
La palabra se basta a sí misma.
Dios dijo ser Verbo, que no metáfora. Y menos mal.
Otra cosa es que los poetas jueguen con las palabras, intuitiva o conscientemente y hagan malabarismos con ellas creando su propio código personal y no solamente con metáforas. Las licencias poéticas son muchas más que metáforas. Y cada una tiene su aquél.
El poeta tiene que ser un heterodoxo del lenguaje para embellecerlo . Con metáforas o sin ellas.
PJ
Gracias a PJ por disentir y enriquecer así un debate que me parece interesante.
ResponderEliminarEn el artícuo, decía yo, que "en el fondo" toda palabra es metáfora, recogiendo esa idea común, en algunas analistas del lenguaje, de que hay una cierta arbitrariedad en los nombres que damos a las cosas. Por economía tendemos a generalizar y a simplificar una realidad que siempre es mucho más compleja que los nombres que damos de ella para sobrevivir, para comunicar necesidades a los demás, para ir tirando. Y como cada cual "arrima el ascua a su sardina" y la "sardina" del poeta es diferente a otras como las que mueven la técnica, la política o el márketing, este empeño en buscar significados alternativos a los que pretenden imponer los aludidos poderes, creo yo que no es sólo malabarismo, código personal o licencia poética; es, al menos también, juego comprometido en la búsqueda de nuevos significados.
Santos