martes, 23 de febrero de 2010

Hammurabi ha roto su tablilla

Hammurabi ha roto su tablilla
viendo una carta de papiro egipcio;
pensando si será perder el juicio
trocar por hierbas a la dura arcilla.

El monje, que ha doblado la costilla
dándole al pergamino beneficio,
mira a la imprenta como bien ficticio
que ilustra al mundo con vulgar letrilla.

El club gutenberiano no es propicio
a esperar al Quijote en la pantalla;
se niega, cual un fraile, a lo moderno,
disfruta del papel como de un vicio;
y aunque la tinta sea una antigualla
leer un libro es un placer eterno.


Kepe

Bilbao, 31-1-2010

3 comentarios:

  1. Un verso muy bonito e interesante para poder aplicar en mis clases de español en la Universidad Profesional (BA) de Lörrach/ Alemania. Espero poder seguir disfrutando de próximas publicaciones.

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  2. No sé si Hammurabi se sintió fascinado al ver el papiro egipcio.
    Tampoco sé si el monje se quedó maravillado cuando vio la letra impresa.
    A mí sí me maravilla y me fascina que en tan pequeña olla tengan cabida tantos recetas.
    Me da por pensar que al rey babilónico primero le tentaría la fascinación del invento, que luego sopesaría la cantidad de tablilleros que se quedarían en paro en todo su reino y que finalmente vería las ventajas de una reconversión papirónica. Esto es, el triunfo de la fascinación de lo nuevo, del avance, del progreso frente al lado más sentimental del agarrarse al pasado por miedo muchas veces, otras por arrogancia, algunas por sinrazones.
    Al premonstratense creo que le daría igual, total, ¡si era designio divino! Pero también supongo que se reconvertiría dentro del sector de bibliotecas y así se evitaría el sufrimiento que parece que acompaña a cualquier cambio productivo.
    El club gutenberiano también tendrá que aplicarse el cuento. Aunque creo que si bien las tablillas y los papiros ya sólo reposan en los museos, al libro de papel le queda mucha salivilla que catar.
    jmga

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  3. Me ha gustado tu comentario acerca de la evolución de los libros. Creo que la gente de nuestra generación rechazamos instintivamente el libro virtual y nos refugiamos en el de papel sin mayores razonamientos. Vete a saber lo que nos depara la vida. De momento disfrutaremos del poder "hojear" a la vez que "ojeamos" los libros.
    PJ

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