como las tapas de un libro
que descubres por capítulos;
dejando a la intemperie
tus incidentes, tus viajes,
pormenores y aventuras.
Tienes una vacuna en el muslo
como un garabato
que cuenta tu niñez y tus miedos infantiles.
Una sutura emborronada por
el sol.
Un antojo de nacimiento maquillado para la ocasión,
una rosa negra…, el broche de fiesta entre los muslos
o a veces también un separador de episodios.
La rozadura violeta y
delatora
como la frotadura de un beso de la que sólo tú sabes.
Tu vestido es eso,
la funda de un libro que escondes celosa.
Quizá hable en algún lugar de los brazos
que se han deslizado por tu cintura
o seas una enciclopedia con países inexplorados,
recónditos lugares,
blancas lunas, cordilleras,
historias arcanas, consejos,
apuntes varios.
Eres un poemario con la
tapa de flores.
¿Flores frescas
o las flores del mal de Baudelaire?
Begoña Iribarren Astorkiza
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