DE PARTE DE LA PRINCESA MUERTA Kenizé Mourad
Una
biografía nunca es neutral.
Hay biografías
no permitidas, permitidas, maquilladas, camufladas o manipuladas. Hay, incluso,
hagiografías, en las que el autor solamente se dedica a ensalzar al
biografiado, con demasiado descaro algunas, que sale de ojo tanta virtud en un
ser humano.
¿Pero en qué
apartado se puede incluir la biografía de una madre a la que no se conoció, ni
siquiera de nombre, hasta la adolescencia y en la que se busca la propia
identidad?
Kenizé Mourad (París, 1939), siendo periodista especialista en Oriente Medio, en “Le Nouvel Observateur” con estudios de sicología en La Sorbona, tras haber sufrido enormes problemas de personalidad, con intentos de suicidio, incluso; zarandeada desde el consulado suizo donde fue acogida medio muerta de inanición, hasta centros religiosos católicos, pasando de adopción en adopción, sintiéndose siempre extraña, necesitaba como terapia personal investigar en cuando documento encontrara acerca de la vida de su madre, la princesa turca Hanim SAI Selma Rauf (Estambul, 1914 - París, 1941), casada en 1937 con el Rajá de Badalpur, Amir al-Kotwara.
Y la
periodista, tras dos años de profunda investigación, no encontró demasiados
datos personales acerca de su madre, Selma, pero sí de las terribles
circunstancias sociopolíticas donde transcurrió su vida en los cuatro lugares
donde vivió, que son las cuatro partes en las que divide su libro:
Estambul, con la caída del Imperio Otomano y la creación de la nueva
patria turca por Kamal Ataturk, donde transcurre su infancia; Beirut, colonia
francesa entonces, conocido en aquellos años como el París de Oriente Medio,
en cuya cultura se educa y contrasta su religión musulmana con la
cristiana; la India profunda, en el momento cumbre de su lucha por
la independencia del Imperio Británico; y París, donde le llega la II Guerra
Mundial, la pobreza y la muerte.
Cuando leí
por primera vez “De parte….” hace unos 20 años, me interesé, tal vez demasiado,
de los avatares de la princesa Selma, que nace en un palacio de Estambul, con
una madre estricta, de acuerdo con su estatus de princesa otomana, rodeada de
esclavas en el harén custodiado por un eunuco, Zeynel, de origen albanés
y que está enamorado, en secreto de su sultana. Dejé pasar un poco por alto los
terribles momentos históricos, tan cercanos , y que entendía, entonces, como
complemente a una vida exótica.
La Primera
Guerra Mundial, de la que ahora recordamos el centenario, dio al traste con el
Imperio Otomano convirtiendo su territorio en pequeños estados- entonces
protectorados- desmarcándose, en un principio ,de la teocracia musulmana
máxime cuando los países europeos que los “protegían”, aportaban el
cristianismo e hizo surgir los sentimientos nacionalistas en éstos. El cristianismo,
la religión de los dominantes, se convirtió en lo chic y Selma estudia en un
colegio francés de monjas de Beirut.
Allí, y
cuando comenzaba a dejar de sentirse extraña por musulmana y turca, con una
cultura a en la que se mezclaban las suras y el ave María, cuando su vida
de jovencita comenzaba a sentir la libertad, casan a mi Selma con un rajá de la
India profunda, Amir, también a caballo entre su nacimiento indiomusulmán y sus
estudios en las mejores universidades inglesas, como correspondía a joven
de tan alto linaje.
Estos acontecimientos son paralelos al movimiento independentista de Ghandi con su teoría de la resistencia pacífica. (Es curioso que Mourad opina que , tal vez sin ser consciente, Ghandi les estaba haciendo el juego a los ingleses porque evitaba las revoluciones populares, y ellos promocionaban su pacifismo)
El rajá
exige a su esposa que salga de Baldapur argumentando su decisión por las
revueltas populares y resida en París , justamente en los preámbulos de
la invasión alemana, cuando la alta sociedad, con la que ella conecta, quiere
olvidar en saraos el problema que se avecina. Invasión que ocurre cuando da a
luz a su hija y muere arruinada y con la única compañía del fiel
Zeynel, que entrega a la recién nacida en el consulado suizo antes de
desaparecer para siempre.
Escrita con
una literatura impecable, la biografía de la Princesa Muerta es , a mi
entender, una novela catártica, en la que la autora intenta encontrarse a
sí misma a través de esa madre que ella se ha inventado, analizando las
situaciones que, supone o le consta que vivió.
Puede que de
biografía contenga solamente datos y fechas. El mismo personaje de Zeynel, que
es quien vertebra la obra, tiene todo el aspecto de ser una creación de una
buena novelista, siendo su personalidad totalmente creíble. Tal vez, la
parte más biográfica pueda ser la correspondiente a la estancia de Selma en
Baldapur, ya que Kenizé tuvo ocasión de hablar con su propio padre,
posiblemente la única persona viva que la conoció.
Pero Mourad
asegura que para hacer fantasía hay que conocer muy bien los datos sobre los
que se sustenta, sin aclarar, por supuesto, a dónde llega la realidad y dónde
empieza la ficción. No es necesario: le resulta fácil no ya a la escritora sino
a la hija, penetrar en el alma de su madre para analizar sus sentimientos,
tantas veces contradictorios.
La
escritora-periodista aprovecha para analizar la situación política de
cada uno de los lugares en los que se desarrolla la acción y hace un estudio
acre y mordaz, tanto de alemanes como franceses y, sobre todo, ingleses, con su
fatua pretensión de someter a sus criterios socioculturales países con una
cultura propia, con su riqueza y sus miserias, que solo pueden remediarse desde
dentro y nunca desde la imposición.
Siendo Kenizé
Mourad una mujer de educación occidental, y tal vez porque en ella se mezclan
elementos culturales con genéticos, es capaz de analizar cruda y
despiadadamente, a la vez que cubre con el manto amable de su
idiosincrasia a cada tribu humana, que merece todos los respetos de las demás.
Leyendo “De
parte de la Princesa Muerta” , que me ha seguido atrayendo y con el que
he disfrutado, he recibido una lección de humildad , que me ha hecho
cuestionar mi postura de europea ante la dignidad de personas de otras
razas, tan diferentes , y a las que me cuidaré muy mucho de dar consejos
sin haber escuchado antes sus razones vitales, incomprensibles muchas veces
para mí.
PJ Blanco Rubio. Bilbao, 14 -9-2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario