La huella emocional de los
recuerdos, de los sueños, de la vida y, sobre todo, del amor en todas sus
facetas: el amor fraterno, la amistad, el amor a los hijos, el amor pasional.
Todos estos elementos recorren su poesía, desnudando la Rosa , pétalo a pétalo,
investigando el poder de las palabras, del verso y su capacidad evocadora. Así
va creciendo y madurando su poesía, como pudimos ver en su segundo libro, Los mares de la luna.
Este nuevo poemario,
Luna desnuda, anuncia en su título el
final del camino. En él Rosa culmina su recorrido de iniciación al verso, y
descubre su propia voz, libre de todo lo que la ocultaba. Vuelven las emociones
y los sentimientos que han empapado sus trabajos anteriores, y permanece
también su necesidad de reinterpretarlos a través de la pluma, “con la que escribo y me vierto”, como
dijera ya desde su primer libro. Regresan, de nuevo, en el silencio de la noche
y a la luz de la luna, inspiradoras, mágicas, románticas.
Termina, por tanto, una etapa, un
viaje a través del cual ha aprendido a mirar y a mirarse, y al mismo tiempo a
mostrar y a mostrarse. Y ahora, con su propia voz, emprenderá un nuevo viaje, más
ligera, después de dejar el peso del camino recorrido en las páginas de los
libros que componen esta trilogía, escrita bajo el hechizo de la luna.
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