sábado, 19 de febrero de 2011

La ruta de la vida y el amor - Ricardo Fuentes Gomez

Poemario "La ruta de la vida y el amor"
Día: 3 de Marzo a las 19,30
Lugar: Bidebarrieta
Rapsodas: Iñaki Urrutia , acompañado por dos guitarristas.


Aun cuando se pare mi camino, la ruta continúa
Para que otras prolonguen su caminar,
Y yo sea el que se acune en otro nido.
La ruta de la vida no se detiene, ni tiene final.
 
Ricardo Fuentes Gómez

Exposición de Exlibris - Roberto López San José

El próximo 25 de febrero, viernes, a las 7 de la tarde se inaugura en la Torre de Ariz de Basauri una exposición-muestra de mis últimos exlibris realizados. Esta actividad que vengo realizando desde hace ya unos años fue la que destapó mi vocación de escritor.

La necesidad de aprender el oficio me acercó a la Asociación Escribe-Lee. Es por ello que me gustaría que los socios y talleristas de la asociación, muchos de vosotros ya me conocéis, me acompañéis ese día para agradeceros todo lo que me habéis enseñado durante estos dos últimos años y convertir la inauguración en una fiesta.

                   Un abrazo para todos.

                                         Roberto.



lunes, 7 de febrero de 2011

María se duerme

María tiene una risa ausente de niña vieja,
una lágrima fija afincada en un ojo
y un sueño despierto.

Lleva una toquilla como una telaraña
y una falda con flecos de penas,
de años y fatigas hasta los tobillos.
A veces le crece, se alarga, se estira,
tela negra que muerde los suelos.



María sospecha;
le teme a Diciembre, Enero y Febrero;
al cuchillo helado del frío de invierno,
y cierra los ojos y duerme, supongo…
Cuando esto sucede, baila la cabeza,
danza el blanco moño
y mece recuerdos vestidos de olvidos.


¡Escucha María!
¡Despierta las ansias que ya es primavera!.
¿No oyes el latido? ¿el pulso del campo?
El viento trae flores
y coloca rosas
en las cunas de la aldea.
    
 ¡No llores mujer! ¡que no son agujas!
te pinchan las yerbas en la romería.
No tiembles por Dios, que no pasa nada,
no son batas blancas, ni azules, ni verdes:
son tus bellos prados, tu cielo azulado,
tu sol de Castilla.

No vendrán sirenas a ponerte un llanto,
ni un suspiro herido de espiga vencida.
Tranquila María, que llega el verano
a devolverte la risa envuelta en agostos.

¡No cierres los ojos! ¡no temas las luces!
¡que son las estrellas!


Begoña Iribarren Bilbao 4-02-2011

sábado, 5 de febrero de 2011

La Flor del Norte de Espido Freire

 Me resulta sugestivo el tema de Cristina de Noruega y he leído "La flor del Norte" pese a que no soy devota de Espido Freire, a la que conozco desde que comenzó su andadura literaria. Sus primeros libros me parecen pretenciosos y no creo que se merecieran los galardones recibidos.

Comencé a leer "La flor del Norte" con reticencia.

Conocía la historia de la princesa que llega a Castilla para casarse con un Alfonso X, que debía de haber repudiado a su esposa Violante por estéril. Pero en aquellos tiempos, las cosas de palacio iban mucho más despacio de lo previsto y cuando Cristina llega a la corte castellana se encuentra con que no va a ser reina sino esposa de un segundón, porque Violante ha sido madre ya.

Es curioso que este detalle, a mi entender fundamental en la historia, lo roza imperceptiblemente el libro. Quiero creer que, en su documentación- que no dudo ha sido exhaustiva-, ha descubierto la autora que tiene más de leyenda que de realidad. Dejémoslo así.

La novela está escrita en una primera persona doliente y añorante de su patria y de su familia, lo que sirve para hacer un recorrido de la historia de Noruega desde la perspectiva de una mujer.

Pocas veces se ha escrito la historia desde la visión femenina, mucho más profunda que la habitual masculina, con una minuciosidad doméstica y sutil que llega a analizar situaciones y personajes opinando sobre ellos.

Está tan identificada la autora con su protagonista que, en ningún momento hace valoraciones desde aquí y desde ahora sino desde la visión que hubiera podido alcanzar una mujer del siglo XIII, con un lenguaje bellísimo adaptado a la época, sin caer en un medievalismo arcaico.

Es tan corta la vida de Cristina y tan poco lo que conocemos de ella que cualquier novelista puede jugar con su historia. Espido Freire lo hace con un final inesperado.

He disfrutado mucho con esta lectura.

No he encontrado a la princesa noruega enterrada en Covarrubias. He encontrado una escritora como la copa de un pino, en plena madurez.

P J Blanco Rubio Bilbao, 4, 2, 2011